El COVID-19 ha llegado para cambiarlo todo. Ha supuesto una crisis brutal a nivel sanitario y social con consecuencias económicas, pero también ha cambiado radicalmente nuestra forma de relacionarnos y entender el ocio. En una era en la que mantener las distancias de seguridad y huir de las multitudes es esencial, somos muchos los que hemos vuelto (por obligación y necesidad) a refugiarnos en nuestra casa. Como consecuencia, nuestras casas están cambiando haciéndose más funcionales y divertidas.
Balcones y terrazas fueron los primeros en notar nuestro cambio de hábitos, convirtiéndose en nuestro pequeño rincón verde en el que relajarnos, leer, descansar, tomar un vermú o simplemente desconectar. Pero nuestros hogares han asumido también otros retos como el del ocio o el teletrabajo.
La primera de 2020 fue la de pararlo todo y, si era posible, trabajar desde casa. Así que nos ha tocado desempolvar esos escritorios hasta el momento destinados a los peques de la casa y crear oficinas improvisadas en rincones de nuestro hogar como el comedor o la habitación desde las que desarrollar nuestra labor profesional. Quienes tenían una habitación para las visitas, pero otras personas han tenido que exprimir su espacio e ideas para llevarlo a cabo.
Esta esquina constituye un gran ejemplo que apuesta por el minimalismo y el estilo nórdico para habilitar un espacio de trabajo donde aprovechar cada milímetro sin perder la sensación de sencillez y amplitud.
Ha sido de la necesidad de donde han surgido grandes ideas, sirva como muestra la imagen que vemos sobre estas líneas, donde simplemente con una mano de pintura y un industrial pero efectivo tablero con dos caballetes han logrado una zona para estudio y trabajo en pleno salón.
Estas estructuras están de rabiosa actualidad por su amplitud, funcionalidad y porque cuando ya no son necesarias pueden recogerse en cualquier rincón. Refuerzan estos espacios simples baldas o utilísimas rejillas para tener a mano tanto los documentos que más usamos como fotografías o ilustraciones que podemos cambiar a nuestro gusto en cualquier momento.
Pero las casas no solo se han convertido en nuestro espacio de trabajo, sino que también nos han proporcionado diversión y ocio. Maisons du Monde ha recogido ese guante de la funcionalidad y el entretenimiento lanzando mesas de comedor como estas, que se convierten en mesas billar y ping pong respectivamente, lo que nos permite juntarnos en una comida familiar, tener un espacio despejado para trabajar y por qué no, echar una partida.
No obstante, si tienes una socorrida mesa Lack de IKEA también puedes poner un socorrido vinilo y cambiar su estética al mismo tiempo que echas una partida de ajedrez
Otro elemento decorativo que ha subido como la espuma estos meses son los puffs, un asiento desenfadado que podemos desplazar donde queramos: para leer bajo la ventana, echar una partida en torno a una mesa, espacios infantiles…
Foto portada | Maisons du Monde