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Vuelve la fiebre del oro: los mejores trucos para aplicarlo en decoración

El dorado es todo un clásico en la decoración. No solo en épocas navideñas (que están al caer), sino que su uso data de tiempos tan remotos como el antiguo Egipto. De hecho, si seguimos repasando la historia, también encontraremos el oro en la época medieval o el colonialismo. Viajar en la historia de la mano del oro nos lleva a tiempos tan diferentes como el neoclasicismo o el Art Decó, donde tuvo su peso en oro. Ejem. Históricamente hablando, es EL COLOR a nivel de decoración y su simbolismo es enorme.

Ni siquiera hace falta dar saltos en el tiempo: el oro ofrece un toque exótico, con ese punto que vemos en el apreciadísimo estilo marroquí o incluso en el escandinavo, minimalista por naturaleza pero a la constante búsqueda de un punto de fuerza y color.

Lo que debes saber sobre el oro en decoración

Pero volvamos al imperio de Cleopatra, donde simbolizaba el sol y las deidades, una reminiscencia que ha llegado hasta nuestros días, donde evoca conceptos como el lujo, el poder o el prestigio. No es casualidad que se asocie con interiores de alto standing clásicos como los hoteles de 5 estrellas. Nada más lejos de la realidad: puede que tenga cabida en espacios de alto nivel, pero el oro encaja a la perfección en espacios más modernos.

El oro es indudablemente un color cálido. Similar al amarillo, tiene el potencial para iluminar el espacio, pero al mismo ofrece sensaciones de serenidad, calidez y optimismo. Es además un color que marida a la perfección con tonos tan dispares como el azul oscuro, el borgoña, terracotas, los blancos y los negros. Y no hace falta que te lo diga, porque seguro que tú también has decorado el árbol de Navidad con detalles en color oro: este tono queda genial con verdes y rojos. Si queremos jugar con materiales: la plata y la madera le sientan a las mil maravillas

Así que sí, el color oro se lleva usando toda la vida de forma ornamental y encaja muy bien con una paleta de colores amplia. Pero hay que prestar mucha atención al usarlo, ya que es fácil caer en la exageración. Si no quieres pasarte, una recomendación: añádelo en tu decoración en elementos textiles como cojines, marcos de fotos, lámparas o jarrones. A pesar de su carga clásica, tiene el poder de dar un aire de sofisticación, un toque bohemio y de estilo.