Soy Irene Pérez Fernández y soy arquitecta técnica. Mi empresa es TPD Infografías, especializada en arquitectura, Infografías en 3D e interiorismo. Me encanta la decoración y me apasiona mi trabajo. Mi mayor reto es adaptar las necesidades, requerimientos, gustos y presupuesto de mis clientes siguiendo las tendencias para lograr un espacio funcional, atractivo y que se ajuste a lo que buscan. Así, he realizado una gran cantidad de proyectos… pero hay uno muy especial: mi propia casa. Seguro que muchos os preguntáis por la decoración de una persona que se dedica profesionalmente al interiorismo y la decoración. ¿Cómo es la casa de una interiorista?
Recojo el guante con gusto y os cuento mi proyecto más personal hasta el momento: la reforma de mi propia casa. En una serie de capítulos me he propuesto contaros cómo era mi casa cuando la compré y cómo es ahora. Comenzaremos con mi espacio favorito: el salón.
Cuando lo compré, mi piso era un lugar oscuro y angosto de los años 70 que nunca había sufrido grandes reformas. Como os podéis imaginar, le hacía falta meter una buena mano. Así era el salón:
Colores, estilo y mobiliario
Quería que el ambiente de mi casa fuera acogedor, muy luminoso y relajante, pero con un punto chic. Lo tuve claro: el estilo romántico parisino encajaba a la perfección con mis gustos, con el espacio y con la imagen que quería darle a mi hogar.
A la hora de amueblar, combiné el mobiliario rústico, lanzándome a la piscina recuperando algunas antigüedades personales como el cubre radiador de la entrada. Pero también tiré de materiales y técnicas más modernas: necesitaba un espacio funcional, porque yo soy muy práctica.
La paleta cromática de mi vivienda tiene el blanco como absoluto protagonista, valiéndose también de colores orgánicos y pétreos que buscan la reminiscencia con la naturaleza, con la tierra. ¿El objetivo? Que me aporten equilibrio y serenidad.
Me gusta el mar. Tanto, que en cuanto tengo un día libre, me escapo a disfrutar del ambiente marítimo. Quería que mi casa “heredase” mi amor por lo marítimo y lo he conseguido gracias a pequeños guiños cromáticos como las cortinas aguamar, ornamentos y detalles marineros que aportan mi personalidad y aficiones a mi piso.
Dos elementos clave: chimenea y mesa comedor
Yo soy una persona social: mi familia y amigos son muy importantes en mi vida… y además, me encanta cocinar. Así, es habitual que celebre cenas con la gente que más quiero. En este sentido, necesitaba un espacio amplio. Mi solución fue unir dos habitaciones para lograr un salón de 30 metros cuadrados.
Si en mi casa hay una joya, esa es arquitectónica: la chimenea Kamin Klaus es el rincón romántico por excelencia porque, ¿acaso hay algo más acogedor que pasar una tarde de domingo invernal acurrucada al calor del fuego? La chimenea es el epicentro de la zona de descanso y relax de mi casa.
¿acaso hay algo más acogedor que pasar una tarde de domingo invernal acurrucada al calor del fuego?
Como ya os he anticipado antes, mi casa está hecha para disfrutarla con los míos, así que necesitaba una mesa a la altura de las circunstancias.
Opté por una mesa versátil y funcional de Maisons du Monde que en el día a día permanece plegada, permitiéndome aprovechar el espacio disponible. Pero cuando llega un evento especial, la abro y disfruto de su capacidad para hasta 12 comensales, más que suficiente para mis reuniones.
Así es mi salón. ¿Qué os parece? Próximamente os mostraré otro de mis espacios favoritos y con más personalidad: la cocina.